Entre los 3 y los 9 meses, el niño comienza a aprender sobre el mundo a través de las manos y la boca. Agarra, sacude, muerde, deja caer: cada gesto es un descubrimiento, un pequeño experimento para entender «qué pasa si...» .Ofrézcale objetos sencillos y seguros, diferentes en forma, textura y material. No es necesario comprar juegos caros, los objetos cotidianos son suficientes para estimular la curiosidad de forma natural. Qué puedes hacer todos los días: - Pon a tu disposición objetos ligeros y seguros, como cucharas de madera, corchos grandes, paños suaves o bolitas de tela. - Cambia las texturas y las temperaturas: lisas, ásperas, frías, cálidas (¡nunca calientes!). El tacto es el primer canal de aprendizaje.- Deja que haga un poco de lío: así explora las relaciones causa-efecto (si lo dejo caer, hace ruido; si lo toco, cambia de forma) .- Siéntate junto a él y nombra los objetos: «esto es una pelota», «es suave», «se aleja». Así conectas la experiencia y el lenguaje.
Los niños descubren el mundo incluso con la boca, es parte de su desarrollo. Sin embargo, es importante evitar objetos que puedan provocar asfixia. Una forma sencilla de comprobarlo: si un objeto entra por completo en el orificio de un rollo de papel higiénico, es demasiado pequeño para dejarlo en manos del niño. Evite los juguetes pequeños o desmontables, las pelotas o las tapas de botellas y los objetos afilados o duros con bordes irregulares. Durante el juego, mantente siempre cerca de él: la presencia del adulto es la primera forma de seguridad.