La decisión de dejar de amamantar es un paso natural, que puede ser por elección o necesidad, en momentos diferentes para cada familia. Tanto la madre como el bebé necesitan tiempo para adaptarse. La suspensión gradual ayuda a evitar los atascos (la obstrucción de los conductos galactóforos) y a vivir este momento con tranquilidad.
Un método puede ser reducir la alimentación de una en una, comenzando con la alimentación diurna. Si tus senos están tensos, puedes masajearlos o apretarlos manualmente para aliviar la tensión. Es bueno ponerse en contacto con un profesional de la salud especializado en la lactancia para que le ayude a gestionar este delicado cambio tanto para la madre como para el niño. La medicación para interrumpir la lactancia no siempre está indicada, es bueno dejarse guiar siempre por un profesional de la lactancia.