Para un niño de entre 6 y 12 meses, la guardería es un mundo nuevo. Y es para todos: ¡separarse puede ser difícil incluso para los padres! Estos son algunos consejos prácticos para hacer frente a la colocación: - hable con el niño sobre la guardería, incluso si es pequeño, con palabras sencillas: «aquí hay juegos, volveremos mañana». - traiga consigo un objeto familiar, el llamado «objeto-puente»: una marioneta, un trozo de tela o una foto que ayude a mantener la continuidad emocional.- Confíe en los educadores y también escuche sus emociones.- cuando llegue el momento de dejarlo, mantenga las rutinas breves y predecibles: entre, salude, entréguelas a los educadores y luego salga. Repetir los mismos pasos le da confianza al niño, porque así aprenderá a predecir los próximos pasos y comprenderá que volverás. - nunca desaparezcas de repente: saluda siempre. Aunque llore, es normal. - en casa, relata el día que vivió («jugaste con agua», «viste a otros niños»).
La inserción es un proceso gradual que genera confianza. El personal educativo de la guardería sigue a la familia en esta delicada fase, organizando una estancia cada vez mayor: unos minutos el primer día, media hora y después una comida. Todo se hará de acuerdo con la edad, las necesidades del niño y sus reacciones. Una inserción serena no es aquella sin llantos, sino aquella en la que el niño aprende que puede separarse y encontrarte siempre.