Convertirse en padre no significa saberlo todo de inmediato, es crecer con su hijo. Cuando un niño llora, grita o «hace un berrinche», los recuerdos y las formas de educar aprendidas cuando era hijo se activan en los padres. Hoy en día, muchos padres primerizos se ven obligados a realizar una doble tarea emocional: tratar de romper viejos patrones (por ejemplo, evitar o «contener» las emociones incómodas en lugar de cuestionarlas) y, al mismo tiempo, cuidar el crecimiento emocional de sus hijos. ¡Este no es un trabajo fácil!
Puede aligerar esta carga: - póngase en contacto con su centro de asesoramiento familiar local para obtener grupos de apoyo a los padres, entrevistas psicológicas o con pedagogos; asista a reuniones en centros familiares, parques infantiles o guarderías donde pueda hablar sobre usted mismo con otros padres: ¡descubrirá que no está solo! - pida a su pediatra, a su médico de cabecera o a los servicios sociales información sobre los servicios gratuitos o de bajo costo en su zona. Cada vez que pida apoyo, tome medidas para cuidarse y hacer que el clima emocional en el que su hijo o hija crezca sea más seguro.