La leche es un derivado de la sangre, por lo que se forma a partir de la sangre, no del estómago. Es por eso que los alimentos «hinchados» no causan molestias al recién nacido. Puede comer legumbres, repollo, brócoli, especias y alimentos sabrosos. Su bebé conoce el sabor de la leche porque recuerda el sabor del líquido amniótico, en el que también influye su dieta durante el embarazo. Durante la lactancia, puede comer prácticamente de todo: la alimentación materna no provoca cólicos ni otros trastornos en el recién nacido. Come de forma variada, escucha a tu cuerpo y apóyate en aquello que te haga sentir bien. Una alimentación equilibrada te ayuda a recuperar energía, sin imposiciones rígidas.
En cambio, para evitar: el alcohol: pasa a la leche. Tabaquismo: reduce la calidad de la lactancia materna y aumenta los riesgos para el recién nacido. Medicamentos: absolutamente hay que evitarlos.